En los primeros días de noviembre, las petroleras decidieron disponer el decimocuarto aumento del año en el valor de los combustibles al público.

Los incrementos en el precio final que pagaron los usuarios desde entonces rondaron entre el 5% y el 7%, dependiendo de la estación de servicio donde hayan cargado.

Sin embargo, el gobierno decidió “festejar” y mostrar “signos de alivio” al confirmar que dos petroleras decidieron bajar algo los precios, aún cuando aclararon que se debe a una “estrategia comercial” y no a motivos relacionados con la estructura de costos.

Axion decidió bajar 90 centavos el litro de diésel premium en la Ciudad de Buenos Aires: de $42,07 a $41,17 (-2,14%) y al gasoil común, 31 centavos: de $35,29 a $34,98 desde el último sábado.

En el caso reciente de Shell, el descenso de los precios ronda el 2,7%, pese a que la nafta VPower no cambiará sus valores y seguirá en $45,75. La súper pasará a $38.99, la VPower diésel, a $41,25 y la fórmula diésel, a $35,68.

Más allá de esto, el promedio acumulado de aumentos en lo que va del año promedia 70%: casi el doble que la variación del índice general de precios al consumidor.

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