“Mi mamá está internada en el Hospital Piñero. Es terrible. Ahora no tienen para cambiarle pañales ni sábanas, está llena de escaras y está empapada de pis. No está bueno Buenos Aires”.

Este “tweet” fue publicado y replicado el 4 de enero del 2019, con arrobas a funcionarios de vacaciones, candidatos pre-campaña, y “super-ministras” en quien sabe donde. La salud de la mamá del amigo mejoró, la del hospital público todavía no.

“El Piñero es clave en el sistema de salud pública, es la institución que recibe la mayor cantidad de pacientes provenientes de auxilios médicos“, decía en junio de 2017 una auditoría del la Ciudad de Buenos Aires. En los primeros días de este año,  las personas se turnaban para cuidar a sus familiares internados, porque si no estamos nosotros “no los cuida nadie”, expresaron.

Esto no ocurre solo en el Piñero. Hay  pacientes que se van de las guardias sin ser atendidos después de horas de espera, como en el Penna de Parque Patrcios o el Fiorito de Avellaneda. La salud pública en la Ciudad y el Gran Buenos Aires está lastimada y responde con atención escasa y expulsiva.

“Hay un abandono del sistema público de salud, o sea, por carácter transitivo de abandono de persona. Al no dotar a los hospitales de los recursos necesarios es evidente que hay una inferioridad de condiciones para atender los requerimientos de la población”, dice Reynaldo Saccone, médico clínico del hospital Guido Paroissien de la Matanza, dirigente histórico de la Asociación Sindical de Profesionales de la salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP).

El reclamo concreto se refería a pañales, sábanas pero también a la ausencia de la atención del profesional durante la madrugada. ¿La situación económica incide en la vocación médica? ¿Por qué parece que el paciente no importara?

“El tema es complejo, todo lleva a que la culpa recaiga sobre las personas que trabajan cuando hay una política intencional y  una tendencia a vaciar de recursos lo público. En varias áreas, educación, jubilaciones y también en salud”, continúa el médico de 77 años.

“En salud hay una grave carencia en recursos humanos, solo por tomar un aspecto. ¿Por qué los hospitales trabajan hasta las dos de la tarde? Por que mas horario implicaría dos turnos de personal y no hay. La persona que se enferma por la tarde tiene que ir a la guardia, y son colas interminables. Ese es un claro ejemplo de la falta de recursos en los hospitales. En alguno hospitales se suspenden las guardias por falta de profesionales y ahí entran varios aspectos: salarios bajos, malas condiciones de trabajo, presión por la demanda, faltantes de elementos que impide, tanto a enfermeros como a médicos, responder a las necesidades del paciente. Esto genera una atmósfera expulsiva y muchos profesionales de la salud se van del sistema público. En el gran Buenos Aires no encontrás un pediatra de guardia un domingo, tenés que ir a Capital y ahí se produce la demanda intensiva”, explicó.

Las derivaciones a institutos privados es un freno en algunos tratamientos: “La tecnología es una faltante clave en este proceso de transferencia de recursos, porque produce la derivación a servicios privados: en lugar de tener el Estado su propia instalación, y dar respuesta a la población, tiene que pagar mucho mas caro las prestaciones en Institutos privados que lógicamente pertenecen a amigos y cercanos a este gobierno o al de turno. En cuanto a lo edilicio hay hospitales que se les caen el techo todavía o se inundan los quirófanos, eso pasa en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires, donde la restricción de fondos es mas brutal todavía. Esta tendencia a la privatización y a la transferencia de costos estatales a la industria privada de salud atraviesa todos los gobiernos, en algunos mas que otros, como el actual”.

Ante la pregunta de si es posible que la ausencia de un Ministerio incida en detrimento de la medicina publica, Ciccone responde: “Desde Uriburu hasta hoy, el Ministerio de Salud, ha mutado de jerarquía y nombres en todos los gobiernos. Ramón Carrillo fue el primer ministro de Salud de la primera presidencia de Perón, quien instauró primero la secretaría y luego ministerio de salud en el año 1949, con una política destinada a desarrollar el sistema público, en consonancia con una situación mundial dela posguerra, el llamado estado de bienestar. Fue un fenómeno mundial que prendió en Europa y también en Argentina, no como un algo natural, sino como producto de la lucha de trabajadores de la salud”.

“El que no haya Ministerio de Salud desde el punto de vista administrativo tiene poca importancia, muestra a la salud como uno de los tantos servicios que se buscan hoy ser privatizados. Eso es lo que pide el Fondo Monetario Internacional y los organismos financieros internacionales, que cada uno pague de su bolsillo. Puede ser ministro o secretario, el asunto es al servicio de qué política”, concluyó.

  • Por: Adriana Vanoli

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