A pesar de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) viene esbozando públicamente la intención de flexibilizar aún más los protocolos escolares en plena pandemia y con un aumento de casos sostenido, los positivos de COVID-19 en las escuelas porteñas desde el inicio del ciclo lectivo empiezan a mostrar señales de alarma.

A través de un relevamiento realizado por la administración de Horacio Rodríguez Larreta en cada escuela y tomando en cuenta también los registros de los tres centros de testeo voluntario para los maestros, el gobierno porteño reconoció que en apenas cuatro semanas de clases presenciales hubo 1.215 contagios confirmados.

Esa cifra se reparte entre docentes, no docentes y estudiantes de las escuelas públicas y privadas del distrito: no incluye, ya que en la situación actual no hay forma de medirlo, a las familias de esas personas que mantuvieron contacto estrecho con los casos confirmados.

De los datos también se desprende que “el 60% de los infectados se produjo entre los trabajadores y las trabajadoras de la educación, mientras que el 40% restante se originó entre las y los estudiantes“, según consignó el portal “El Grito del Sur”.

💬 Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys: “El Ministerio de Educación porteño quiere aumentar la cantidad de horas para volver a un régimen casi normal, sin tener en cuenta los contagios que hubo en todas las escuelas”

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