Facundo Molares Schoenfeld, militante de la organización Rebelión Popular, fue asesinado el jueves por la tarde en el Obelisco al sufrir “un ataque cardíaco” tras ser golpeado y reducido por efectivos de la Policía de la Ciudad, en el marco de un operativo represivo para desalojar un acto de organizaciones de izquierda “contra la farsa electoral”.

Fue comandante de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), luego radicado en Bolivia, donde cayó herido por un balazo en 2019 durante el golpe cometido contra el entonces presidente constitucional Evo Morales. Ahora, además de militar, se desempañaba como fotorreportero.

Los manifestantes denunciaron que el militante había sido golpeado por los efectivos y que perdió la vida como consecuencia de esos golpes. La versión fue confirmada en videos que reprodujeron canales de televisión y que circularon en redes sociales: allí se lo puede ver a Molares tirado en el suelo de la plazoleta del Obelisco intentando ser reanimado por agentes luego de que lo mantuvieran apretado contra el piso y sin poder respirar.

Más allá de esto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió mirar para otro lado y no relacionar la actuación policial con la muerte del manifestante: “Falleció un hombre que se encontraba manifestando en el Obelisco. El SAME reportó que el hombre de entre 40 y 45 años sin documentación fue trasladado al Hospital Ramos Mejia desde el Obelisco”, señalaron a través de un comunicado.

“Durante más de media hora se le hicieron maniobras de reanimación hasta que se constató el fallecimiento. Las causas del deceso se relacionan con un paro cardíaco producto de factores de riesgo. El cuerpo fue trasladado a la morgue judicial“, remataron.

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