? Foto: Alejandro Goldemberg

Este último martes la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), lugar donde se forman los médicos de excelencia con los que cuenta desde hace décadas y décadas la Argentina, amaneció en penumbras, en medio de un corte de luz que se extendió por todas las áreas comunes del edificio.

No había problemas en las instalaciones eléctricas: la decisión de cortar el suministro eléctrico y limitar el uso de los ascensores a personas con movilidad reducida, en un edificio que cuenta con 17 pisos, fue tomada luego de recibir una factura de luz millonaria que la institución no está en condiciones de poder pagar por el ajuste que viene sufriendo por decisión del gobierno de Javier Milei.

El mismo panorama de poca luz, pasillos casi a oscuras y desazón se replicó en el resto de las sedes de las distintas carreras ya que el “apagón” se enmarca en una resolución del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires de este lunes, en la cual informan a las autoridades de todas las dependencias sobre una serie de pautas para afrontar la emergencia presupuestaria: tampoco se encenderán aires acondicionados ni calderas, no habrá nuevas becas y se frenarán todavía más las actividades de extensión.

¿Cómo seguirá esto? Todavía no se sabe pero, al menos por el momento, no hay demasiado optimismo respecto a que el gobierno nacional deje de desfinanciar a la educación pública: la situación se repite también en el resto de las universidades del país.

Mientras tanto, la comunidad educativa de la Facultad de Medicina convocó este jueves a un “abrazo solidario al Hospital de Clinicas, que también ve afectado su normal funcionamiento. El martes 23 de abril, por otra parte, tendrá lugar la Marcha Nacional Universitaria a las 15 horas y con la Casa Rosada como destino.

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