La situación económica y social de la Argentina no es buena y el panorama parece complicarse cada vez más: debido a una menor disponibilidad de gas natural, mala praxis gubernamental y una infraestructura que no alcanza para abastecer correctamente a los centros urbanos, la administración de Javier Milei comenzó a gestionar interrupciones en estaciones de servicios de GNC y en industrias.

Entre los argumentos que esgrime el gobierno nacional para esta crisis energética se encuentran las olas de frío polar que llegaron antes de los previsto y la consecuente disparada del consumo energético por lo que, sostienen, se debe garantizar el suministro a los usuarios residenciales, cuya demanda es considerada “prioritaria”.

Sin embargo, no solo hay factores climáticos que explican la complejidad del cuadro: la interrupción se suma a las demoras en la compra de gas natural licuado (GNL) por parte de la empresa estatal Enarsa, lo que provoca cortes incluso en los denominados “contratos no interrumpibles”. El fin de semana pasado decidieron comprar GNL a la empresa brasileña Petrobras, pero el proceso de regasificación no se concretó todavía.

Hasta el momento, Córdoba y Santa Fe son algunas de las provincias más afectadas. Por ejemplo, Ecogas ordenó este martes a las expendedoras de GNC de Córdoba restringir de forma inmediata el suministro hasta nuevo aviso. Por otra parte, alrededor de 100 grandes industrias, entre las que están petroquímicas, petroleras, cerealeras y empresas agroindustriales, fueron notificadas para interrumpir el uso de gas.

El vicepresidente de la Cámara de Expendedores de Gas Natural Comprimido (GNC), Oscar Olivero, adelantó que lo mismo podría suceder a partir de este miércoles en el resto del territorio argentino: “Así van a ser por los menos 48 o 72 horas, hasta que se normalice la situación“, remató.

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