Todavía no constituye una “emergencia ambiental” pero va camino a eso: el aire de la Capital Federal está cada vez más irrespirable.

Buenos Aires II

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) midió el impacto de las partículas MP10 y MP2,5 en más de 3.000 ciudades del mundo, incluyendo a la Ciudad de Buenos Aires: los resultados no son tan esperanzadores.

Estas dos partículas “contienen sulfato, nitratos y carbono negro” y son las más peligrosas para la salud pública, “incrementando el peligro de accidentes cerebro-vasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias, como asma”. En la Capital Federal se encuentran un 30% por encima de los “valores normales”.

“Las partículas más finas son más peligrosas porque pueden entrar al sistema respiratorio y de allí pasar al sanguíneo”, confirmó María Neira, doctora y directora del Departamento de Salud Pública, Medioambiental y Determinantes Sociales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una investigación llevada a cabo en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en los últimos años mostró que “las condiciones más favorables para la dispersión (o barrido) de contaminantes se producen en las estaciones cálidas”. Asimismo, señalaron que las principales fuentes que descargan contaminantes a la atmósfera son “el intenso tránsito automotor, las industrias lindantes con el conurbano (ubicadas mayormente en la zona sur) y las tres centrales termoeléctricas ubicadas sobre la costa del río”.

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