Desde el derrocamiento de Morsi, los enfrentamientos y marchas a favor y en contra del líder son moneda corriente. Decenas de muertos El Cairo. Continúa la crisis en Egipto.

 

La violencia comienza a cercenar cada resquicio de disidencia en Egipto. Ayer, alrededor de cincuenta personas murieron a las afueras de la Guardia Republicana, sede donde se cree que se encuentra retenido el ex presidente Mohammed Morsi, derrocado el pasado miércoles por las Fuerzas Armadas.

Según la versión oficial, propugnada desde el Ejército y el Gobierno, “terroristas armados” intentaron asaltar la Guardia Republicana por la madrugada luego de “capturar” a dos soldados, lo que habría provocado la respuesta militar. “Al alba un grupo de terroristas armados intentó invadir la sede militar, en el barrio de Ciudad Nasr, al este de El Cairo, atacando a los soldados y a la policía, provocando la muerte de un oficial e hiriendo a varios conscriptos, de los cuales seis se encuentran en estado crítico”, aseguraron en un comunicado militar citado por el diario estatal Al Ahram.

Por otro lado, el vocero oficial de los “Hermanos Musulmanes“, Gehad El-Haddad asevera que la balacera comenzó mientras los islámicos partidarios de Morsi oraban y llevaban a cabo una sentada pacífica a las puertas de la sede de la Guardia Republicana. “Es una despiadada masacre a sangre fría y sin precedentes de la Policía y el Ejército contra manifestantes que rezaban al amanecer ante el complejo de la guardia presidencial en la que han sido asesinados mujeres y niños, incluidos bebés lactantes”, denunciaron desde la página web del grupo. Asimismo, denuncian la cifra de 53 personas muertas y más de mil heridos; un número más elevado que los propiciados por el Gobierno.

Luego de los sucesos, el Partido de la Justicia y de la Libertad (PJL), fuerza política de los Hermanos Musulmanes exhortó a “la comunidad internacional, a los grupos internacionales y a todos los hombres libres del mundo a que intervengan para impedir otras matanzas y la aparición de una nueva Siria en el mundo árabe”; así como también llamó a una “”intifada del gran pueblo de Egipto contra los que intentan robarle su revolución con tanques”.

En medio de los enfrentamientos y escaramuzas que se registran a lo largo y ancho del territorio egipcio; el nuevo régimen no encuentra consenso interno para mantener la estabilidad. En los últimos días, el Nur, segundo mayor partido islamista de Egipto, rechazó los dos candidatos liberales a primer ministro porpuestos por Adly Mansur, presidente interino; entre ellos, a Mohamed El Baradei, Premio Nobel de la Paz y ferviente opositor del ya derrocado Morsi.

Clave para lograr un cierto consenso y apariencia de respaldo por parte del sector islámico, el Nur anunció la suspensión de las negociaciones en protesta por la “masacre de la Guardia Republicana”. “Hemos decidido retirarnos inmediatamente de las negociaciones en respuesta a la masacre ocurrida frente a la Guardia Republicana”, aseguró Nader Bakkar, líder de Nur.

 

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