Tres veces nominada al Oscar, brilló en los años ‘50. Es recordada, entre otros filmes, por “La novicia rebelde”.

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La actriz Eleanor Parker, tres veces nominada a los Oscar, murió ayer a los 91 años cerca de Palm Springs (California), donde vivía.

Al igual que William Holden, Robert Preston y Dustin Hoffman, Parker empezó su carrera en la escuela del teatro The Pasadena Playhouse. Allí fue descubierta por un cazatalentos de la Warner Bros. que la vio sentada entre el público de una obra. Dio una prueba y quedó contratada por el estudio. Tuvo trabajos menores hasta que le dieron el papel de Mildred Rogers en la remake de 1946 de Cautivo del deseo, que doce años antes había convertido a Bette Davis en una estrella. En el primer día de filmación, Davis le mandó flores y una nota en la que decía “espero que Mildred sea tan buena para tu carrera como lo fue conmigo”. Pero la película fue un fracaso, y Parker volvió a papeles menores hasta que en 1950 interpretó a una presa enSin remisión y consiguió su primera nominación al Oscar y ganó el premio a mejor actriz en el Festival de Venecia.

La segunda nominación le llegó al año siguiente, como la esposa frustrada de Kirk Douglas en La antesala del infierno. Su carrera floreció: siguieron películas comoScaramouche, con Stewart Granger; El honor de su nombre, con Robert Taylor;Fort Bravo, con William Holden; o El valle de los reyes, con Robert Taylor.

En 1955 recibió su tercera nominación, por Melodía interrumpida. Entre otras películas notables en las que participó se cuentan El hombre del brazo de oro y Un hombre sin suerte, ambas junto a Frank Sinatra, así como Un rey para cuatro reinas, con Clark Gable.

Su carrera empezó a perder fuerza a principios de los años ‘60. Su último papel memorable fue en 1965, en La novicia rebelde, como una baronesa interesada que pierde el amor de Christopher Plummer ante Julie Andrews. Después apareció cada vez más esporádicamente en otras películas y series como La isla de la fantasía o El crucero del amor.

 

 “Soy, sobre todo, una actriz de reparto”, dijo en 1988. Y atribuyó su bajo perfil a la versatilidad: “He retratado a tantas personas diferentes en pantalla que mi propia personalidad nunca salió a la superficie”.

 

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