El Tribunal Federal condenó a los represores Trillo, Gómez y Graffigna por el secuestro y tormento de la pareja Pérez Rojo y Roisinblit.

juicio

José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit desaparecieron el 6 de octubre de 1978: él fue secuestrado en el barrio de Martínez, en un local donde vendía artículos de cotillón y juguetería; su mujer fue llevada a la fuerza por el grupo de tareas que irrumpió en su departamento de Palermo.

Patricia Roisinblit – hija de la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisinblit – estaba embarazada de ocho meses y tuvo a su hijo en la ESMA: el niño fue localizado recién en el año 2000. Por otra parte, la otra hija del matrimonio, Mariana, fue dejada horas después del secuestro con familiares paternos.

Antes de llegar al centro clandestino emblemático de la Armada, Patricia estuvo secuestrada junto a José en una casa de la Fuerza Aérea en Morón. ¿Qué fue la RIBA? La Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA) formó parte del circuito represivo “desplegado en la llamada Subzona 16, que comprendía los partidos de Morón, Merlo y Moreno y que tuvo por epicentro el centro clandestino de detención y tortura conocido como Mansión Seré, ubicado en Castelar, como también a la Primera Brigada Aérea de Palomar, la VII Brigada Aérea de Morón, la comisaría de Castelar, la comisaría de Haedo y la comisaría primera de Morón”.

Por los casos de Pérez Rojo y Roisinblit, la Justicia juzgó y encontró responsables de los crímenes a los represores Luis Tomás Trillo, que estuvo a cargo de la RIBA; Francisco Gómez, que fue personal civil de Inteligencia de la RIBA y apropiador del niño que tuvo el matrimonio; y Domingo Omar Rubens Graffigna, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Aérea al momento de los hechos e integrante de la segunda junta militar de gobierno. Al primero y al último les dieron 25 años de prisión mientras que Gómez fue condenado a 12 años de cárcel.

Vale la pena recordar que hace poco más de un mes, fotografías del profesional Gaspar Galazzi mostraron a Trillo paseando a su perro por el barrio porteño de Liniers y, de esta manera, violando la prisión domiciliaria. Luego de eso, la Justicia decidió revocarle el beneficio y trasladarlo a una cárcel común: ahora fue encontrado culpable de crímenes de lesa humanidad.

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