Maximiliano Ruiz, de 40 años, se enteró en octubre que era hijo de Ana María Lanzillotto y de Domingo “Gringo” Menna, ambos detenidos-desaparecidos por la última dictadura cívico militar.

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“Después del primer impacto, empecé a ver que no había más que bien en lo que me estaba pasando. Siento una felicidad y una gratitud enorme”, aseguró en diálogo con Télam, donde se puede leer la entrevista completa o verla en video.

“Lo hablamos transmitiéndoles la felicidad que sentimos: les dijimos que teníamos una noticia muy feliz para contarles, que yo no había nacido de la panza de la abuela Mónica, que mi mamá había fallecido y que sus abuelos me habían cuidado pero no me habían contado para que no me pusiera triste”, relató ante la pregunta en torno a cómo le contó la noticia a sus propios hijos.

“En una semana supe quién era, hablé con mis padres (de crianza), conocí a parte de mi familia biológica y pude entender la felicidad de ellos en un encuentro donde nos recibieron a María y a mí con mucho amor y un cuidado muy especial. Allí conocí a mi hermano, con quien nos dimos un abrazo muy fuerte y con quien tuve una conexión inmediata”, contó Maximiliano.

“Me siento identificado con el compromiso de mis padres por el bien de los demás y, a medida que conozco la historia de los dos, y veo cómo fue su vida, me doy cuenta de que yo también, como ellos, trabajo por la suerte de los demás como médico de familia. Equivocados o no, tenían un compromiso con una idea que entendían que estaba bien”, sentenció.

“Una parte de mí empezó a moverse con mucha fuerza pero sin dolor: habiendo nacido en la situación en que nací (en cautiverio), Dios me permitió que naciera, tuve una familia que decidió cuidarme y una familia que me buscó 40 años. Quiero que, con mi testimonio, sepan lo bien que te tratan en Abuelas, en Conadi y que sepan el trabajo que hacen. Por ahí se anima alguien. Es una manera de ayudar a que den ese pasito”, finalizó.

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