TOPSHOT - A Syrian boy is comforted as he cries next to the body of a relative who died in a reported airstrike on April 27, 2016 in the rebel-held neighbourhood of al-Soukour in the northern city of Aleppo. / AFP / KARAM AL-MASRI (Photo credit should read KARAM AL-MASRI/AFP/Getty Images)

Desde la ciudad siria, un doctor miembro de la Cruz Roja relató a la BBC la cotidianidad entre los escombros y los tiros: reproducimos algunos extractos de la carta.

TOPSHOT - A Syrian boy is comforted as he cries next to the body of a relative who died in a reported airstrike on April 27, 2016 in the rebel-held neighbourhood of al-Soukour in the northern city of Aleppo. / AFP / KARAM AL-MASRI (Photo credit should read KARAM AL-MASRI/AFP/Getty Images)

“Trabajando como doctor para el Comité Internacional de la Cruz Roja he visto muchas cosas en Siria durante los últimos cinco años. Pero nada como esto”

“Hace unos días intentamos llegar al centro médico pero no nos pudieron brindar las garantías necesarias. Los tiroteos y la lucha ha sido tan intensa que hasta tres personas murieron en el lugar”

“Las calles son un mar de desechos y escombros. No las puedo reconocer, ni hablar de los edificios. Un pueblo fantasma de concreto destruido. Un lugar del fin del mundo arrebatado por la furia. A la distancia se pueden escuchar tiros pero no hay más ruido ni gente”

“Esta gente está pagando el costo de una guerra terrible en la cual no tienen nada que ver ni decidieron formar parte. Son los más vulnerables de los vulnerables y ninguno de los bandos decidió protegerlos”

“Esto ya no se trata de quien está bien y quien está mal; quién está ganando o quién está perdiendo. Esto es sobre la gente: carne y hueso, seres humanos. Sangrando, muriendo, quedándose huérfanos todos los días. Alguien debe ponerle un límite”.

Fuente: BBC News

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