Relatives react at the funeral of Ayhan Arik, a victim of an attack by a gunman at Reina nightclub, in Istanbul, Turkey, January 1, 2017. REUTERS/Osman Orsal - RTX2X50S

El grupo musulmán extremista reivindicó el atentado en una discoteca de Estambul que dejó 39 muertos el último domingo por la madrugada.

El 2017 arrancó en Turquía de la misma manera que finalizó el 2016: con ataques, balas y sangre. Un hombre ingresó en un importante club nocturno de Estambul con una ametralladora y varias granadas, matando a 39 personas e hiriendo a decenas.

Aunque no fue capturado, las autoridades turcas tienen algunas pistas: creen que proviene de Uzbekistan o Kyrgyzstan. Por el momento hay ocho detenidos a la espera de establecer algún tipo de vinculación con el perpetrador.

El panorama se clarificó este lunes cuando el Estado Islámico reconoció su autoría: “En concordancia con las sagradas operaciones que el Estado Islámico está llevando a cabo contra el protector de la cruz, Turquía, un heroico soldado del califato golpeó uno de los más famosos clubes nocturnos en el cual los cristianos celebran su fiesta infiel”, advirtieron.

“Que el gobierno apóstata de Turquía sepa que la sangre de los musulmanes que se está derramando por los bombardeos de sus aviones va a convertirse en fuego en su propia casa”, agregaron a través de un comunicado.

El ataque tuvo lugar el 1 de enero hacia la 01.30 hora local en la exclusiva discoteca situada en la orilla europea del río Bósforo, donde varios cientos de personas festejaban la llegada del Año Nuevo. Tras disparar 180 tiros, el atacante se dio a la fuga.

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