Pese a que el debate en torno al desafuero de Julio De Vido ocupa las energías y las pantallas de los principales medios de comunicación desde hace varios días, hay una situación actual que tanto el macrismo como el kirchnerismo omiten por conveniencia: el del ex presidente Carlos Menem.

Hace algunas semanas atrás, la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la pena de siete años de cárcel impuesta en 2013 al ex presidente Carlos Menem por el tráfico de armas a Ecuador y Croacia: el actual senador sigue libre porque todavía puede apelar ante la Corte Suprema de Justicia y, fundamentalmente, porque tiene fueros legislativos que lo protegen.

Vale la pena recordar que la venta ilegal de 6500 toneladas de armas y municiones a esos dos países incluyó la voladura de la fábrica militar de Río Tercero, en Córdoba, con la presunta intención de borrar pruebas importantes para la causa: allí murieron siete personas y cientos resultaron heridas.

Esta no es, sin embargo, la única condena que pesa sobre él: en diciembre de 2015 fue condenado a cuatro años y seis meses de prisión por el pago de sobresueldos a funcionarios de su gobierno. La decisión está pendiente de revisión en la Sala II de Casación.

Aunque el riojano tiene dos condenas en contra, ningún bloque pidió su expulsión del Congreso de la Nación: su voto es usado estratégicamente por los espacios políticos que han gobernado en los últimos años para dirimir discusiones legislativas. Como si esto fuera poco, volverá a ser candidato en octubre para renovar su lugar por otros seis años.

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