La esplendorosa capital alemana vio su normal transcurrir afectado este último viernes: las fuerzas de seguridad debieron desplegar un dispositivo para desalojar la estación central de trenes y sus alrededores para desactivar una bomba.

No se trató de un atentado frustrado ni nada por el estilo: el artefacto explosivo, de origen británico y de 500 kilos, es una “herencia” de la Segunda Guerra Mundial.

Más de 10.000 personas que viven en un radio de 800 metros del lugar del hallazgo fdebieron dejar sus hogares; la empresa de ferrocarriles alemanes, “Deutsche Bahn”, comunicó que a partir de las diez de la mañana no llegarían ni saldrían más trenes en la estación central, utilizada por 300.000 viajeros a diario.

Pero no sólo afectó a los trenes: también cerraron estaciones de tranvía, colectivos y subte. La evacuación en la zona cercana a los edificios gubernamentales también incluyó a empresas, así como al Ministerio de Economía, al servicio de inteligencia interior, una parte del Ministerio de Transportes y el Museo de Arte Contemporáneo.

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