La imagen impactó a la gente que cumple con rigor la cuarentena obligatoria en sus casas y también a las autoridades: la cantidad de autos y camiones pretendiendo ingresar a la Ciudad de Buenos Aires por los pocos accesos habilitados elevó el alerta de preocupación en el gobierno. 

No obstante esto, Alberto Fernández salió a hablar públicamente para llevar tranquilidad y reiterar que será inflexible con quienes no cumplan con las órdenes gubernamentales: “Con los intendentes acordamos, junto a Axel Kicillof, que ellos van a controlar las subidas a las autopistas; arriba de las autopistas, la Gendarmería y Policía Federal hacen los controles, y adentro de la Ciudad de Buenos Aires, la Policía de la Ciudad; está todo organizado”.

Hay que tener en cuenta que a Buenos Aires hoy iban a entrar 122 mil personas que trabajan en seguridad y salud, hay otras 100 mil personas que trabajan en alimentación, supermercados, farmacias, negocios de cercanía, estaciones de servicio, todo eso hacen 230 mil, que no es nada si tenemos en cuenta que ingresan 9 millones de personas a la Ciudad de Buenos Aires en un día habitual”, señaló el presidente.

Pero remató: “Es posible que entre esas personas haya gente que no esté autorizada para salir. A ellos les aviso que, donde los encontremos, los detenemos y les vamos a sacar los autos. Son inconscientes”.

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