Pese al crecimiento del número de contagiados, en el gobierno porteño y en el gobierno bonaerense están decididos a avanzar con una flexibilización a partir del 17 de julio: la gradualidad es, hoy por hoy, la única cuestión a resolver.

Recién ahora estamos pudiendo analizar el impacto de las medidas que se tomaron hace dos semanas. Como siempre referimos existe un desfasaje de aproximadamente 14 días porque es el tiempo de incubación de la enfermedad”, advirtió Daniel Gollán, titular del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, en diálogo con Página 12.

Los números comienzan a reflejar lo que buscamos: existe una disminución considerable en la movilización de la gente y, en efecto, una menor velocidad de propagación del virus y las infecciones que causa. Se produjo una desaceleración importante del crecimiento de la curva, explicó el funcionario.

Todos los movimientos los haremos con mucho cuidado, de manera que a los siete u ocho días transcurridos después del 17 de julio nos sentaremos a analizar en qué situación estamos y, si todo va bien, soltaremos más actividades”, subrayó.

La Ciudad de Buenos Aires seguirá el mismo criterio, la apertura será con mucha cautela. Tenemos que pensar en el cansancio de la gente y en que la enorme cantidad del pueblo argentino se ha portado muy bien”, agregó luego.

Y remató: “No es que tengamos menos casos sino que hay un enlentecimiento de la curva. También ha bajado la tasa de utilización de camas de terapia intensiva. Respecto de la experiencia en otros países, advertíamos al inicio que entre un 3 y un 5% de los infectados requerían de estos cuidados; en cambio, en el presente, estamos viendo que esa cifra es menor. Ello implica un rediseño de la estrategia. Al ritmo actual de crecimiento, se retardaría el colapso, escenario que queremos evitar desde que todo comenzó en marzo”.

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