A través de un relevamiento realizado por la administración de Horacio Rodríguez Larreta en cada escuela y tomando en cuenta también los registros de los tres centros de testeo voluntario para los maestros, el gobierno porteño reconoció que en apenas cuatro semanas de clases presenciales hubo 1.215 contagios confirmados.

A pesar de las señales de alarmas que se dispararon en la comunidad educativa, la ministra Soledad Acuña se mostró contenta con los resultados de la vuelta a la presencialidad y adelantó que buscan flexibilizar aún más los protocolos: quieren eliminar el uso de barbijos en los recreos y eliminar el escalonamiento en el ingreso y egreso de los chicos a la escuela.

Con la segunda ola a la vuelta de la esquina y la región al “rojo vivo” no parece demasiado prudente avanzar en esta dirección pero las autoridades están decididas a dar ese paso.

El Gobierno de la Ciudad volvió a utilizar el mismo mecanismo marketinero a la hora de hablar de educación. El ministro de Salud, Fernán Quirós, minimizó el impacto de la presencialidad en los edificios escolares en el aumento sostenido de casos de coronavirus de los últimas semanas que casi alcanza a los 1.000 diarios”, señalaron desde UTE a través de un comunicado.

Soledad Acuña no se quedó atrás y sin consensuar ni convocar a ninguna instancia de diálogo dejó trascender en los medios de comunicación modificaciones en los protocolos vigentes que implican flexibilizaciones y nuevas aperturas a pesar de ser ellos mismos quienes reconocen más de 1.200 casos dentro de las escuelas entre docentes, auxiliares y estudiantes“, subrayaron desde el gremio docente.

Y remataron: “Tanto Larreta como sus ministros repiten el mecanismo de hacer anuncios mediáticos desconectados de la realidad. La misma suerte corre el Plan de Vacunación Docente, consensuado por el Consejo Federal de Educación, y que Quirós pretendió desconocer tras haber entregado las vacunas del personal de salud a las obras sociales y empresas de salud privadas”.

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