La ola de calor que atraviesa la Ciudad de Buenos Aires hace dos semanas desnudó, entre otros problemas, las fallas que tienen muchas escuelas para mantener a los alumnos y los docentes frescos y en condiciones de poder desempeñar sus tareas: la mayoría no cuenta con aire acondicionado y las que tienen ventiladores su funcionamiento es deficiente.

Según un relevamiento realizado hace días atrás por la Secretaría de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CyMAT) de UTE, alrededor de 450 edificios escolares tiene problemas en la ventilación.

Recién en las últimas horas el gobierno porteño se hizo eco de la problemática y el anuncio dejó mucho que desear para las familias y los trabajadores de la educación: repartirá 170 mil botellas de agua fría para hacerle frente a las altas temperaturas.

“Hace días atravesamos una ola de calor histórica, una situación que nos preocupa como funcionarios, pero sobre todo como padres y madres que tenemos hijos que van a la escuela. Por eso vengo reuniéndome con los equipos técnicos para evaluar y abordar la situación”, señaló Soledad Acuña a través de las redes sociales.

“Entre otras medidas, este martes vamos a dar inicio a un operativo de distribución de aguas frías para promover más intensamente la hidratación en los colegios. Serán unas 170 mil, en todas las escuelas de la Ciudad”, agregó la titular del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

Los cuestionamientos no tardaron en llegar no sólo porque el agua es un elemento fundamental en todo momento del año sino que la respuesta es tardía y precaria: faltan obras y acondicionar las aulas para hacerle frente a estos fenómenos climáticos que, se presumen, cada vez serán más recurrentes.

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