

En medio de la desparición de diez mil niños refugiados, la Guardia Costera turca halló nueve cuerpos de migrantes – entre ellos el de dos bebés – en las aguas del este del país.
Las autoridades confirmaron que se trata de refugiados cuyo precario bote se hundió parcialmente frente a las costas de Seferihisar, en la provincia de Izmir, en Turquía. Según relataron dos sobrevivientes de la tragedia, la idea de quienes se encontraban allí era lograr cruzar el mar para llegar a la isla griega de Samos.
La llegada del 2016, las advertencias en torno a la peligrosidad de intentar cruzar a Europa a través del Mediterráneo y las pésimas condiciones climáticas invernales para emprender semejante travesía no lograron todavía frenar el ritmo de llegada a suelo europeo de los migrantes.
El incremento del número de refugiados que intentan llegar a Europa de cualquier manera también tiene correlato con el aumento de las muertes migratorias. Tal cual informó la UNHCR, agencia de refugiados que depende la ONU, aproximadamente 3.440 personas fallecieron en 2015 en las aguas del Mediterráneo.


Los refugiados se hallan, como a lo largo de los últimos meses, en el centro de la tormenta: por un lado, son discriminados, golpeados y perseguidos en muchos países de Europa donde la xenofobia ha ido increscendo de la mano de la crisis y la “cuestión terrorista”; por el otro, se han vuelto un negocio muy lucrativo tanto para las redes criminales ilegales como para quienes intentan aprovecharse de su precaria situación.
Sin embargo, la situación se vuelve aún más grave cuando hablamos de los niños. “Son la parte más frágil de esta crisis”, aseguró Raffaela Milano, miembro de “Save the Children” Italia-Europa.
La oficina Europea de la Policía (Europol) reveló en los últimos días que miles de niños menores de edad que escaparon principalmente de las guerras y la pobreza en Siria e Irak se encuentran desaparecidos tras pisar el suelo del “Viejo Continente”.
“Durante los últimos 18 meses se ha desarrollado una infraestructura criminal para explotar el flujo migrante. Miles de menores han desaparecido luego de ser registrados por las autoridades. No es una locura decir que estamos buscando a más de diez mil chicos”, afirmó su director, Brian Donald.
Niño sirio con su hermana superando una zanja que se convertirá en barrera #WelcomeRefugee #Humanity #SosRefugiados pic.twitter.com/r9OcFb0MC2
— Aby (@AthmanABY) febrero 1, 2016
Según UNICEF, de los 243.000 menores que entraron a Europa durante 2015 y fueron registrados, 26.000 perdieron a sus padres en el camino. El panorama para ellos es desolador: los que no son capturados por las redes de trata y criminales vagan por las calles, pidiendo limosna, para no caer en los centros de refugiados.
Mientras la Unión Europea mira para el costado, los testimonios que denuncian la explotación sexual de estos chicos así como también su sometimiento a trabajos forzados están siendo recabados día a día por las organizaciones sociales y de derechos humanos internacionales.
El dolor, la pérdida de los anclajes sociales y territoriales, la discriminación y la pobreza vuelven a ser la punta de lanza para reactivar ciertas economías: los refugiados, hoy por hoy, son el negocio más rentable de una Europa atravesada por la crisis.