El “Borno”, la zona del noreste de Nigeria, es una de las regiones más afectadas: millones de personas están siendo víctimas de las balas y el hambre.

A picture taken on June 30, 2016 shows a mother holding her young baby suffering from severe acute malnutrition during an inspection at one of the Unicef nutrition clinics in the Muna informal settlement, which houses nearly 16,000 IDPs (internally displaced people) in the outskirts of Maiduguri capital of Borno State, northeastern Nigeria.   Nigeria has pledged to do more to tackle food shortages among people made homeless by Boko Haram, as the United Nations warned some 50,000 children could starve to death this year in one northeastern state alone. / AFP PHOTO / STEFAN HEUNIS

La situación es crítica por donde se la mire: millones de personas desplazadas, Boko Haram secuestrando y atentando contra vidas civiles a su paso y las autoridades nigerianas impidiendo el trabajo de los medios y las organizaciones humanitarias.

Según recientes declaraciones de Toby Lanzer, asistente de las Naciones Unidas, hay casi 4.4 millones de personas en la región de “Lago Chad” que necesitan urgente comida para no morir de hambre. “Cada momento que pasa se vuelve peor la situación. Están al borde de la muerte. Sólo hay un escalón más y es la hambruna: algo que no vi en los veinte años en que hago este trabajo”, señaló.

Los responsables de Médicos Sin Fronteras (MSF) fueron más allá: “Desde hace dos años que le estamos advirtiendo a la ONU, a UNICEF, al WFP (World Food Programme) y a OCHA de la situación. Dicen que están haciendo cosas pero no es suficiente”.

En áreas como Maiduguri, “el 39% de los niños tiene severa malnutrición”: “La Cruz Roja está haciendo su trabajo, Médicos Sin Fronteras también, pero la mayoría de las organizaciones humanitarias están fallando. Es dramático, nunca vimos algo así”.

A mediados de junio, “Médicos Sin Fronteras” confirmó la muerte de más de 1200 personas en un campo de refugiados del noreste de Nigeria.

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