Luego de un ataque contra un convoy humanitario por parte del gobierno sirio o las fuerzas rusas, la ONU decidió suspender la ayuda brindada.

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Un ataque contra un convoy humanitario en la región de Alepo colmó la paciencia de la ONU: la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) confirmó que todas las operaciones humanitarias en Siria “quedan suspendidas”.

“Por ahora no tenemos una visión global de lo que pasó, pero se ha tomado la decisión de que todas las operaciones humanitarias sobre el terreno sean suspendidas por el momento”, señaló en conferencia de prensa el portavoz de la OCHA, Jens Laerke. Según los especialistas, el convoy de la ONU que fue atacado sólo pudo ser alcanzado por bombas y misiles de origen sirio o ruso.

El Comité Internacional de la Cruz Roja consideró el ataque contra el convoy que llevaba alimentos como “una flagrante violación a las leyes internacionales”: 20 civiles murieron y miles que residen en un área rural al este de Alepo se quedaron sin los víveres necesarios para subsistir.

“Si la investigación llega a dar cuenta de que el ataque fue totalmente deliberado y dirigido contra la ayuda humanitaria, pasará a considerarse un crimen de guerra. Los perpetradores tienen que saber que, tarde o temprano, responderán sobre esta violación a los derechos humanos”, aseveró Stephan O’Brien, coordinador de la ONU.

Mientras tanto, los Estados Unidos intentan desde la 71° Asamblea General de la ONU sostener en pie la frágil “tregua” pese a los bombardeos relanzados por el gobierno sirio. “El acuerdo y la tregua todavía están vigentes: nos vamos a reunir sobre este tema el viernes para decidir los pasos a seguir”, apuntó John Kerry, secretario de Estado norteamericano, sin dejar de criticar duramente el papel de Rusia en cuanto a su rol de “observador”.

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