El Departamento Interpol de la Policía Federal notificó en las últimas horas al juez federal Sergio Torres de la muerte del genocida.

ESMA

Podría ser una historia de película pero pierde parte de su espectacularidad al estar envuelta por el terror y la impunidad: Jorge Raúl Vildoza, jefe del grupo de tareas de la ESMA, habría muerto lejos de la Argentina en su intento de escapar de las condenas por su actuación durante la última dictadura cívico militar.

Según fuentes judiciales, en 1990 Vildoza se fugó con su mujer, Ana María Grimaldos, a Sudáfrica. Pese a los requerimientos judiciales y las búsquedas para sentarlo en el banquillo y condenarlo, las autoridades nunca pudieron dar con su paradero.

En el año 2012, su mujer declaró en la Argentina que su esposo había muerto en Johannesburgo, Sudáfrica, en el año 2005 pero su versión no pudo constatarse. Este último jueves, Interpol le informó al juez Sergio Torres, cuya secretaría n°23 llevaba adelante el juicio por la “megacausa” ESMA, que dio con el paradero de “Roberto Sedano”, seudónimo que habría utilizado el genocida en el exilio y cuyas huellas dactilares coincidirían con las de Vildoza.

El represor tuvo a su mando en la ESMA, entre otros, a personajes como Jorge “El Tigre” Acosta, su jefe de inteligencia, y al marino Adolfo Donda. Muchos testimonios lo sitúan al mando de los “vuelos de la muerte”.

“Fue piloto en vuelos de la muerte. El volaba. Y tenía alto rango. Siempre cuando le tocó hacer el vuelo estaba a cargo del avión. Parece que hubo una cierta influencia religiosa. La idea era que ser tirados del avión vivos aunque dormidos era una forma humana y cristiana de llevar a cabo la ejecución”, relató Javier Penino Viñas, apropiado por militares.

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