La tranquilidad, cosechada desde la llegada de Diego Milito y Diego Cocca a mediados del 2014, ha sido puesta en suspenso en los últimos meses.

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Desde los amagues de despedir al por entonces entrenador Facundo Sava en la previa del último partido del primer semestre, la dirigencia “académica” viene pagando los costos de sus propios desaciertos y falta de timing.

Al “Colorado” lo echaron de mala manera a una semana de iniciar este torneo, tras ratificarlo durante dos meses en el cargo y traerle los refuerzos que pidió: mientras el resto de los equipos intentaban construir algo, el conjunto “albiceleste” se encargó de demolerlo para arrancar otra vez de cero.

Por otro lado, el “Ruso” Zielinski, pedido casi unánimemente por los hinchas de Racing para ocupar el cargo, todavía no logró encontrarle la vuelta al equipo: los niveles bajos de varias individualidades no logran aún suplirse con una idea de juego clara. Para colmo, el entrenador sólo puede echar mano a un plantel que no armó y cuyos jugadores no eligió.

El tema en la tribuna es el mismo que aqueja a todos los clubes del fútbol argentino: la pelea entre distintos sectores por el manejo de “la caja de la barra”. Con el juicio por la muerte de Nicolás Pacheco a la vuelta de la esquina, un clima caldeado y amenazas cruzadas, la cosa parece ir en serio.

La derrota por 1 a 0 contra Gimnasia y Esgrima de La Plata por Copa Argentina condensó todos los problemas que atraviesan hoy en día al club: falta de ideas desde lo futbolístico, murmullos por doquier y problemas con distintas facciones de la barrabrava. El combo puede ser explosivo y la falta o no de “suerte” no debe tapar el bosque.

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