Tras la masiva movilización por el #ParoInternacionalDeMujeres, la Policía de la Ciudad detuvo sin razones a una veintena de manifestantes.

“No nos decían por qué nos detenían, ninguno de los policías se identificó”, denunció Laura Arnes, periodista de Página|12 detenida en la noche del miércoles por las fuerzas de seguridad. “Me decían: ‘Negra de mierda, esto te pasa por estar en una marcha’. A todas nos sacaron la ropa”, agregó.

Según relataron a la prensa, las veinte mujeres detenidas estuvieron en una camioneta durante varias horas, sin decirles a dónde iban, orinando en un botellas de agua: luego las distribuyeron en las distintas comisarías, donde las golpearon y humillaron.

La jueza que se hizo cargo del caso llamó a declarar a los comisarios a cargo del operativo y solo se quedó con esa versión: tras hostigar a las abogadas defensoras de las mujeres decidió ni siquiera escuchar a las detenidas luego de que fueron liberadas.

“Vemos un endurecimiento de la respuesta estatal en contextos de protesta social. Hubo un descontrol policial. Fueron detenciones sin orden judicial. Son prácticas que están prohibidas”, explicó Paula Litvachky del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

“Fue una cacería policial. Las detenciones fueron violentas y discriminatorias. Lo que pasó es un mensaje que aporta incertidumbre sobre la vigencia del derecho a la protesta”, remató.

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