Una práctica común, a veces inconsciente e involuntaria, ha quedado en el ojo de la tormenta en la capital española.

Las autoridades del transporte público de Madrid lanzaron esta semana una campaña para disuadir a los pasajeros de que incurran en el “manspreading”. ¿Qué es esto? La costumbre de “despatarrarse” y abrir las piernas al sentarse en el subte o colectivo bloqueando o molestando al del asiento contiguo.

Para concientizar sobre ello, anunciaron la puesta en circulación de un montón de señales y letreros. “La misión consiste en subrayar la necesidad de recordar la importancia de mantener un comportamiento cívico adecuado y respetar el espacio del otro”.

La idea había sido propuesta por el colectivo #MujeresEnLucha, a través del hashtag #MadridSinManspreading y una petición en Change.org: “No es algo esporádico sino una práctica común. No es muy raro ver a una mujer con sus piernas cerradas porque hay un hombre al lado invadiendo el espacio con las suyas”.

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