La apuesta política del gobierno de Mauricio Macri para enviar a un personaje más que controvertido como representante argentino para integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le salió estrepitosamente mal.

Sus atributos no eran, de movida, auspiciosos para ganar un lugar en el renombrado organismos internacional de derechos humanos: Carlos Horacio de Casas es miembro del Opus Dei, defensor del represor Enrique Blas Gómez Saa, contrario al aborto y al matrimonio igualitario.

Ya en su momento, una gran cantidad de organismos locales habían impugnado su designación: “La elección, por parte del gobierno nacional, del Dr. De Casas como candidato para ocupar un lugar tan relevante, es una muestra más de su total indiferencia, desinterés y desconocimiento de la defensa y promoción de los derechos humanos en nuestro país y nuestro continente”.

Con todas estas críticas y “anti-recomendaciones”, incluso advertencias de ex presidentes de la CIDH, en la votación realizada durante la 47 sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA), De Casas cosechó una derrota contundente.

El candidato de “Cambiemos” obtuvo solamente 11 votos a favor y quedó en el quinto lugar. Los comisionados con más votos fueron el mexicano Joel Hernández, con 28 votos, la brasileña Flavia Piovesan con 21 y en tercer puesto la chilena Antonia Urrejola con 19. Cuarto y ya afuera de la lista se quedó el estadounidense Douglas Cassel con 16 apoyo. En último lugar, Gianella Bardazano, de Uruguay, quedó con 6 votos.

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