Esta semana, la estación de Südkreuz en Berlín fue la primera en poner en marcha un proyecto piloto del gobierno federal para usar cámaras de reconocimiento facial en espacios públicos.

La idea es reconocer las caras de los transeúntes para identificarlos y, así, “luchar contra el terrorismo”: 300 personas registradas de manera voluntaria serán las encargadas de llevar adelante las pruebas durante los próximos meses.

Según el Ministerio del Interior de Alemania, esto “fortalecerá” el “sentimiento de seguridad” y “resolverá más crímenes”. “Nuestros espacios públicos deben estar seguros”, señalaron.

Pese a ello, las críticas comenzaron a aparecer poco a poco hasta colmar las noticias: “Estamos yendo hacia un estado de vigilancia que nos dará cada vez menos aire; no hay bases constitucionales para implementar estos métodos tan extensivamente”, apuntó Ulrich Schellenberg, presidente de la “German Bar Association”.

“Es un enorme riesgo y puede derivar en un enorme abuso. Los individuos tienen el derecho de moverse libremente por todo el espacio público” remató Maja Smoltzcyk, oficial de seguridad de datos de Berlín.

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