(Nicolás Stulberg)

Las protestas contra la reforma previsional comenzaron bien temprano este lunes, a eso de las 6 de la mañana, en la esquina de Corrientes y Callo: agrupaciones de izquierda realizaron un corte de calle y se movilizaron luego al Congreso de la Nación.

“Lo de la CGT es un papelón. Convocamos a los trabajadores y a las trabajadoras a que se rebelen contra la CGT, paren y se movilicen. Es un derecho legítimo”, aseguró Nicolás Del Caño, legislador por el FIT, ante las cámaras de televisión.

La gran convocatoria, al igual que el último jueves, tuvo lugar en la Plaza de los Dos Congresos, a partir de las 12, dos horas antes del horario previsto para la sesión especial en la Cámara de Diputados.

La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), por su parte, convocó además a un paro nacional en todas las provincias.

La CGT decidió un paro nacional por 24 horas pero a partir de las 12 del mediodía del lunes y con paro de transporte recién a partir de la medianoche para que “los trabajadores puedan volver a sus hogares”.

El Movimiento Evita y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) convocaron por las redes sociales a movilizar con el lema “contra el recorte a las jubilaciones, pensiones y beneficiarios de AUH. Sin tierra, techo y trabajo la reforma es contra los de abajo”.

El movimiento Barrios de Pie, a través de su coordinador nacional Daniel Menéndez, también se sumó a la convocatoria: “La movilización no va a implicar ningún corte y no se va a ver afectada ninguna arteria que impida la circulación. La movilización tiene que ser lo más masiva posible para expresar el rechazo a esta ley que tantos fondos va a sacar de los jubilados y las madres que perciben la AUH”.

La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y la CTA Autónoma, y la Corriente Federal Sindical, junto a la Corriente Clasista y Combativa (CCC), se movilizaron también en horas del mediodía; mientras que Ctera y la Unión de los Trabajadores de la Educación (UTE) se concentraron en Avenida de Mayo y Santiago del Estero.

Los kirchneristas, nucleados en Unidad Ciudadana, La Cámpora y Nuevo Encuentro se manifestaron a partir de las 13 en el Congreso, bajo la consigna “Unidos en la calle y en el Congreso Nacional”.

Los problemas comenzaron, al igual que el último jueves, antes del inicio de la sesión en la Cámara de Diputados: los manifestantes avanzaron contra la policía y lograron derribar unas vallas, lo que provocó una respuesta inmediata por parte de los efectivos.

El escenario recobró una tensión inusitada rápidamente: empezaron los forcejeos, las balas de goma, empujones y pedradas. Después de veinte minutos de idas y vueltas, la situación se calmó un poco pero siempre al borde de caer nuevamente en la violencia.

Mientras tanto, en las calles adyacentes, los manifestantes que intentaban acercarse al Palacio Legislativo empezaban a enterarse que la sesión en la Cámara de Diputados había reunido los requisitos para tratar la #ReformaPrevisional:

El triste panorama se replicó en cada esquina del Congreso de la Nación pero al menos hasta las 15 no se vieron escenas de la gravedad del jueves pasado.

La Policía de la Ciudad intentaba contener con sus escudos y cordones policiales las arremetidas de los manifestantes que, en su mayoría, mantenían una actitud pacífica a diferencia del puñado de personas que no cesaban de tirar piedras contra los efectivos.

Sin embargo, todo revistió de un carácter frágil y precario: cada veinte minutos, los retrocesos de unos correspondían a los avances de otros y las balas de goma y piedras llenaron el aire de esa zona tan delicada del centro porteño.

Mientras tanto, columnas y columnas de manifestantes pacíficos intentan acercarse desde la 9 de Julio y por la Avenida Callao, sin poder lograr acceder a las inmediaciones del Congreso de la Nación.

Las adyacencias del lugar se encuentran sumidas entre el humo de los gases que afecta a todos los que se encuentran allí: gente que sigue la sesión en la Cámara de Diputados con sus teléfonos y que no se sumó a los actos vándálicos se mantienen a la expectativa.

La violencia recrudeció entre las 15:30 y las 16:30: la Policía de la Ciudad empezó a retroceder ante los embates de los manifestantes, en su mayoría traccionados por grupos de izquierda. 

Recién con la orden del Ministerio de Seguridad de dar curso a las fuerzas federales para intervenir fue que la situación pudo calmarse un poco y los efectivos hicieron retroceder a los que estaban arrojando piedras.

En el medio hubo decenas de policías y manifestantes heridos, además de una serie importante de personas detenidas.

Con la llegada de los refuerzos, los que estaban chocando con los policías empezaron a replegarse y las fuerzas de seguridad empezaron a expandir su radio de acción: llegaron hasta Avenida Callo, donde se encontraba buena parte de aquellos que se expresaban contra la reforma previsional pacíficamente.

Algunos, incluso, empezaron a caminar hacia el Obelisco para evitar una escalada de violencia aún mayor. Sin embargo, los manifestantes violentos se quedaron deambulando e, incluso, golpeando periodistas y fotógrafos, tal es el caso de Julio Bazán, de Todo Noticias (TN).

En medio de denuncias de detenciones arbitrarias e, incluso, con legisladores y referentes de asociaciones de derechos humanos advirtiendo que también se ha disparado con balas de plomo, la CGT lanzó un comunicado:

La desconcentración de buena parte de la manifestación tampoco se desarrolló en algo que se asemeje a la tranquilidad o a una “tensa calma”. Las fuerzas de seguridad, mientras realizaba detenciones, tiraron gases lacrimógenos en la estación “Sáenz Peña” de la línea “A”, añadiéndole otra cuota de horror a un día de por sí bastante triste:

Otra de las imágenes tristes se vio en el microcentro. La noticia empezó con un joven desangrandose en el piso y una ambulancia que nunca llegaba.

? Foto: Nicolás Stulberg

Todos suponían que se trató de una acumulación de heridas producto de las balas de goma policiales. Sin embargo, empezó a difundirse el video del momento en que cayo al piso y una moto con efectivos arriba decidió, adrede, arrollarlo:

La “paz” llegó recién por la noche a la zona del microcentro porteño y las calles aledañas al Congreso de la Nación, aún fuertemente custodiadas por las fuerzas de seguridad mientras los diputados continúan sesionando.

Poco después de las 20, el descontento de amplios sectores de la población se traslado a las esquinas de la Ciudad de Buenos Aires y a varios hogares: rememorando aquel diciembre del 2001, los “cacerolazos” empezaron a tomar protagonismo.

De manera espontánea, miles y miles de manifestantes en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires decidieron marchar pacíficamente al Congreso de la Nación y a la Plaza de Mayo:

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