Rafael Nahuel, de 22 años, tenía su casa a metros de su hermano y sus padres en el Alto de Bariloche. El no era militante mapuche pero una rama de su familia paterna sí. A mediados de noviembre del 2017 se había ido a acompañar a su tía y a su prima, en la comunidad mapuche del Lago Mascardi, luego del desalojo que habían sufrido: allí encontró la muerte.

La bala que terminó con su vida le entró por el glúteo: el proyectil alojado en el tórax del joven corresponde a una 9 milímetros, compatible con las utilizadas por el “Grupo Albatros” de Prefectura, que se encontraban haciendo un operativo en la zona.

A dos meses de su asesinato, comenzaron los peritajes para determinar cuál fue el arma que terminó con la vida del mapuche y a quién pertenecía.

En el gabinete de criminalística de la Provincia de Río Negro se realiza el peritaje para cotejar la bala 9 mm encontrada en el cuerpo con los proyectiles de las armas utilizadas por las fuerzas de seguridad.

“Para realizar el estudio, en el Tiro Federal de Bariloche se dispararon los fusiles MP5 y las escopetas Beretta secuestradas a la fuerza de seguridad para tener proyectiles testigo y determinar qué arma efectuó el disparo letal. Participan del estudio los peritos oficiales Roberto Nigris y Karina Uribe y la perito de la querella que representa a la familia de Rafael Nahuel, Silvia Bufalini”, confirmaron desde “La Nación”.

Por otro lado, en el Centro Atómico de Bariloche se efectúan los últimos análisis por microscopio de las muestras tomadas en las manos de los prefectos que participaron del desalojo del predio.

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