El lanzamiento del “Baby Trump” al aire, que luego quedó sujeto enfrente del Parlamento de Londres, fue la punta del iceberg de la gran manifestación ante la primera visita oficial al Reino Unido del presidente estadounidense Donald Trump.

El globo, que imita la figura del mandatario norteamericano en pañales, con un jopo y un teléfono celular “para usar Twitter”, generó una fuerte polémica pero finalmente fue permitido por las autoridades. “No es mi papel ejercer de censor o determinar si una protesta es de buen o mal gusto”, señaló Sadiq Khan, alcalde de la capital inglesa.

Por detrás del “bebé gigante”, miles y miles de personas se congregaron para protagonizar las protestas contra las políticas de Donald Trump: rechazan sus posturas en torno a la inmigración, su trato hacia las mujeres y el cambio climático.

“Esperamos que a cualquier lugar que Trump vaya, escuche y vea la fuerza de una opinión británica que lo rechaza no sólo como persona y sin importar qué tan desagradable es como persona, sino las políticas que representa”, sentenció Asad Rehman, organizador de las marcha.

El propio Ed Miliband, representante del laborismo, agregó: “Los valores de Trump no son los nuestros, no importa que partido apoyemos. Su racismo, su misoginia, los ataques a los valores democráticos buscan legitimar una política autoritaria que es profundamente peligrosa y amenazante para nuestras sociedades“.

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