La semana pasada la noticia sorprendió a muchos: la empresa Freddo, uno de los íconos de la heladería artesenal, informó que cerraría su planta de producción en  el barrio porteño de Balvanera, pasando a tercerizar el proceso.

Aunque se lo llamaba en el comunicado oficial como “reconversión del negocio”, lo cierto es que miles de puestos de trabajo estaban en riesgo. Para colmo, Pegasus, el fondo de inversión que maneja la empresa y que pertenece mayoritariamente al ex vicejefe de gabinete Mario Quintana, ratificó en ese momento su postura de buscar desligarse de la mitad de los 80 locales que tiene en todo el país.

Tan sólo siete días después, Freddo confirmó el despido de los 280 empleados que tenía a cargo: tanto los que se desempeñaban en la producción como en las tiendas corren la misma suerte.

Según informaron los delegados, la empresa ofrece indemnizar al 125% a quienes firmen bajo juramento que no le harán juicio a la empresa. A los empleados de las heladerías les ofrecen seguir en tanto y en cuanto haya franquicia y bajo otro convenio colectivo, con salarios más bajos.

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