La final de la Copa Libertadores se jugó en Madrid pero, aún así, tuvo su correlato de violencia y tensión en la Ciudad de Buenos Aires.

Luego de la coronación, los hinchas de River se dirigieron al Obelisco para festejar el título internacional. Algunas horas más tarde, cuando empezaba la desconcentración, un grupo empezó a arrojarle piedras y botellas a la policía y todo se desmadró.

En medio de un gran despliegue de fuerzas de seguridad que incluyó carros de asalto y camiones hidrantes, los efectivos dispararon balas de goma y gases lacrimógenos para desalojar la zona y “mover” las columnas de gente hacia el sur.

Hubo 20 demorados, que posteriormente fueron liberados, y al menos tres efectivos heridos “con diferentes traumatismos”.

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