Hace 50 años, Córdoba ardía en llamas: una movilización obrera-estudiantil marchó por la capital provincial en un clima de repudio generalizado contra el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.

El desencadenante de la violencia fue el asesinato del obrero Máximo Mena, perteneciente al sindicato SMATA.

A fuerza de barricadas y luchas de calle cuerpo a cuerpo – y con la ayuda de buena parte de la población – los manifestantes literalmente tomaron la ciudad hasta que el gobierno decidió enviar al Tercer Cuerpo del Ejército para normalizar la situación.

Se dictó el estado de sitio y comenzó una feroz cacería: los enfrentamientos continuaron entre la noche del 29 y el 30 de mayo. La cantidad de muertos es imprecisa, pero los historiadores aseguran que fueron una veintena. También hubo cientos de detenidos, incluidos dirigentes gremiales de la talla de Agustín Tosco y Elpidio Torres.

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