En el inicio de la cuarta semana de la explosión social que trastocó los cimientos del gobierno chileno, el presidente Sebastián Piñera finalmente accedió a un reclamo masivo: cambiar la Constitución.

En las últimas horas, el mandatario confirmó que dará inicio al proceso para cambiar las leyes heredadas de la larga dictadura militar comandada por Augusto Pinochet.

¿De qué modo planean hacerlo? A través de un “Congreso Constituyente”, con amplia participación ciudadana y un plebiscito que lo ratifique.

Vale la pena recordar que, para buena parte de la sociedad chilena, la Constitución Nacional es la “madre” de las desigualdades que atraviesan día a día: el texto sancionado en 1980 no establece, por ejemplo, como responsabilidad del Estado el ofrecer como un derecho la Educación y la Salud.

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