Es otro de los miles de casos de abuso sexual que pesan sobre la espalda de la Iglesia Católica pero no fue uno más en la Argentina sino que se convirtió en un emblema de dramatismo, lucha de las víctimas y, ahora, de justicia.

Los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi fueron declarados culpables por el Tribunal Penal 2 de Mendoza de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores”.

Cometieron dichas atrocidades a alumnos sordos del Instituto Próvolo de Mendoza entre el 2005 y el 2016. En el momento en que fueron abusadas, las víctimas tenían entre 5 y 17 años.

? A Horacio Corbacho lo condenaron por 16 abusos y le dieron 45 años de cárcel; a Nicola Corradi lo condenaron por 6 abusos y le dieron 42 años en prisión.

Gustavo Stroppiana, fiscal del caso, reveló: “Buscaban a los más vulnerables y sumisos. Muchos de los chicos venían de villas miserias y los amenazaban con echarlos si hablaban. También les decían que sus familias iban a tener problemas”.

El jardinero Armando Gómez, también partícipe de los hechos, fue encontrado culpable de 6 abusos sexuales y condenado a 18 años de prisión.

Vale la pena resaltar que Nicola Corradi, de 84 años e italiano, ya había sido acusado de pedofilia en la sede del Próvolo en Verona pero la institución eclesiástica eligió “resguardarlo” en otro continente para “cuidarlo” y evitar un escándalo: ni el océano de por medio ni las varias décadas que pasaron alcanzaron.

? Desde la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico celebraron el fallo al difundirse por todos los medios: “¡Es un día de justicia!“, señalaron.

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