El titular de la Auditoría General de la Ciudad (AGCBA), Facundo del Gaiso, denunció la “connivencia con el trabajo esclavo” de parte de inspectores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La muerte de dos nenes tras un incendio en un taller clandestino de Flores desató una serie de críticas y denuncias en torno a las irregularidades que comete el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las inspecciones y la connivencia con los dueños de los establecimientos por parte de los inspectores.
El Auditor General de la Ciudad de Buenos Aires, Facundo del Gaiso, advirtió en un informe publicado a principios de año sobre la “connivencia con el trabajo esclavo” de parte de inspectores del gobierno porteño que “retrasan los informes sobre los talleres textiles que controlan”; además, no inspeccionan ni piden la clausura de los establecimientos previamente denunciados.
“Desde la Dirección de Protección del Trabajo indican que hicieron 38.007 inspecciones laborales, algo que no cierra ya que cuentan con un plantel de 109 inspectores. Con esas cifras podemos inferir que han inspeccionado todos los días del año, ¿incluido Navidad y Año Nuevo?”, ironizó el auditor en su escrito. “En el medio hay personas explotadas en los talleres, reducción a la servidumbre… no hay voluntad política de solucionar esta situación”, sentenció.
En esta línea, De Gaiso destacó que la administración Macri “hace 6 años que no reglamenta la ley sancionada en marzo de 2009 en donde se declara la emergencia laboral y de infraestructura en la micro y pequeña empresa de la industria de indumentaria, calzado y afines de la Ciudad de Buenos Aires”.
“Mientras no esté regularizada esta ley van a seguir funcionando talleres clandestinos sin ningún tipo de control por parte del Gobierno de la Ciudad y van a seguir muriendo niños”, concluyó el auditor.
Vale la pena recordar que, según investigaciones llevadas adelante por la “Fundación Alameda”, actualmente en la Ciudad de Buenos Aires hay más de 3 mil talleres clandestinos que emplean a más de 30 mil personas, en general en condiciones paupérrimas y de explotación extrema.
Un informe de 2014 de la Procuraduría de Trata y Explotación de personas (Protex) asevera que los talleres clandestinos “se concentran mayoritariamente en la zona sur” de la Capital Federal, nutriéndose “de trabajadores migrantes de Bolivia, en casas particulares que se adaptan para el trabajo, con un espacio para vivienda de los trabajadores”.
Más allá de las condiciones laborales – precarización, inseguridad y explotación -, las consecuencias en la salud de quienes allí trabajan también se ven gravemente afectadas: según información suministrada por los hospitales públicos porteños, han aumentado los casos de tuberculosis y el 60% de los infectados trabaja en talleres clandestinos de costura.
Fuente: Télam | Diario Z
