En medio de un clima creciente de xenofobia y violencia, el gobierno húngaro justificó el accionar policial contra los refugiados y reiteró que los migrantes “no cooperan”.
“Considerando que estamos frente a una rebelión de inmigrantes ilegales, la policía ha hecho un excelente trabajo, sin usar la fuerza”, señaló Viktor Orbán, primer ministro húngaro, en conferencia de prensa.
“Desde el próximo 15 de septiembre tendrán efecto las leyes de inmigración votadas en el Parlamento, por lo que todos aquellos que quieran entrar ilegalmente por las fronteras de nuestro país serán arrestados”, advirtió.
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En la misma línea, Zoltán Kovács, vocero del gobierno húngaro, se refirió a un nuevo video en donde se ve a la policía, con máscaras, tirándole comida a decenas de refugiados en el campo de Röszke.
“Se pueden ver policías, que vienen cumpliendo con sus tareas desde hace meses, tratando de cuidar a 23.000 migrantes que llegan día tras día; incluso cuando no hay cooperación de su parte”, aseguró. “En el video se aprecia que están intentando mantener el orden ante aquellos que no pueden formar una fila para obtener la comida”, remató.
