La militante social hondureña fue asesinada en su casa de habitación en La Esperanza, Intibucá: dedicó su vida a denunciar los crímenes cometidos contra los pueblos originarios.

Berta Caceres II

“Nunca imaginé que esto le podría pasar a alguien tan conocido nacional e internacionalmente por su trabajo”, señala Bertha, la hija de Berta Cáceres, al diario inglés The Guardian.

“Este no es el primer asesinato que ocurre en Honduras: forma parte de una serie de crímenes que se han cometido contra referentes indígenas y luchadores por los derechos humanos. No quiero que vuelva a pasar”, añadió.

Sólo entre 2010 y 2014, más de cien activistas en defensa del medioambiente, los derechos humanos y los pueblos originarios fueron asesinados en Honduras.

“Recuerdo a mi madre como una persona con una gran visión, como una mujer de acción. Más allá de las amenazas, siempre me enseñó a no tener miedo. Nos empujó a quebrar barreras y actuar en base a nuestros deseos”, concluyó.

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