Una nueva edición de las protestas contra la instalación de la empresa Uber en la Ciudad de Buenos Aires complicó el tránsito vehícular.

Taxi Uber

Tal cual habían anunciado, y desde las once de la mañana, diferentes asociaciones y gremios de taxistas realizaron cortes de calle simultáneos en dos puntos distintos de la Capial Federal: en el Obelisco y en Parque de los Patricios, frente a la nueva sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Uno de los motivos de esta nueva protesta radica en la entrega de un petitorio a las autoridades porteñas en la cual le solicitan “que siga con los controles, que haga cumplir la ley, de la misma forma que lo hacen con los taxistas”. El último viernes habían cortado al mismo tiempo 25 puntos estratégicos de circulación.

“Nos oponemos al arribo de esta empresa en la Capital Federal porque pone en peligro la fuente de trabajo de miles de compañeros que sí estamos encuadrados en una normativa vigente de una actividad blanqueada y que nos sometemos a los controles de transporte público”, aseguraron los taxistas en reiteradas oportunidades.

“Uber no es transparente, no exige reunir ningún tipo de requisito, basta con un registro de conducir, un auto de 2009 en adelante y un seguro contra terceros que no sirve para el transporte de pasajeros. Los de Uber dicen que somos patoteros, que queremos mantener al estado cautivo. Si algo sucede con un taxista se lo puede denunciar, se le saca la licencia y esto no pasa con Uber. No sabemos cuántos autos tienen, cómo los tienen”, advirtieron.

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le dieron la derecha a los taxistas desde un principio: hace algunas horas atrás, la Fiscalía de la Ciudad de Buenos Aires incluso ordenó bloquear la aplicación de Uber. Durante la semana pasada, un fallo judicial le ordenó al Gobierno de la Ciudad suspender la actividad pero la empresa se negó alegando que su servicio está contemplado dentro de las posibilidades de la ley y desafió a las autoridades ofreciendo “viajes gratis”.

La polémica entre los taxistas y Uber quedó instalada en el centro del debate en torno a la legalidad o no de esta empresa; sin embargo, son pocos los que hacen hincapié en las pésimas condiciones en que trabajan los choferes de ambos servicios.

Uber, por una parte, no paga cargas sociales (obra social, aportes jubilatorios ni de ningún tipo) a “sus” choferes ya que los considera bajo la figura de “socios”: entre ellos no existe – “en teoría” – ninguna relación de dependencia pese a que se quedan con el 75% de cada viaje. Tampoco tributan al país en el que se instalan sino que dirigen su dinero a cuentas en el exterior.

El sistema en que se encuentran la mayoría de los choferes de taxis sin su propio auto y/o licencia también deja mucho que desear: por lo general, deben entregar por día 1.000 pesos al patrón lo que les ocupa buena parte de la jornada laboral. Recién a partir de cumplir con ese piso empiezan a ganar ellos mismos su dinero, lo que les demanda más de doce horas de trabajo.

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