A poco más de un año de la muerte de Cristian Crespo, la admnistración de Horacio Rodríguez Larreta sigue sin cumplir con los fallos judiciales.

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En septiembre de 2015, Cristian Crespo, un chico de sólo 14 años, murió luego de que se cayera una baranda por falta de mantenimiento.  Otros dos adolescentes, de 15 y 17 años, resultaron gravemente heridos.

A poco más de un año de su muerte, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sigue haciendo agua y sumando amparos en su contra. Al respecto, el pedido de la Justicia es claro: el GCBA y sus responsables fueron intimados a “que garanticen el derecho a la vivienda en condiciones dignas”.

Las autoridades porteñas, en conjunto con el Instituto de la Vivienda (IVC), debían comenzar “en el plazo de diez días” con las refacciones y arreglos en el Nudo 4 del complejo habitacional de Villa Soldati. Eso fue hace cinco meses atrás y no hay avances en el tema ni arreglos a la vista.

En febrero, la Justicia ya había ordenado que se cumplan una serie de acciones para garantizar la seguridad y condiciones de vida de las personas que viven allí pero se hizo caso omiso. Tres meses después, funcionarios judiciales volvieron a hacer hincapié en que se lleven adelante “las obras indispensables para evitar futuros siniestros e incendios y se limpien los tanques a fin de garantizar la potabilidad del agua”.

Desde el año 2001, la Legislatura porteña declaró la emergencia edilicia y ambiental del complejo: pese a que la norma se encuentra prorrogada y los vecinos no cesan con sus reclamos, nada se hizo en todo ese tiempo. Las autoridades se desentendieron también de una acción judicial presentada en 2009 y dos fallos, el último de la Cámara de apelaciones en abril de 2014, que obligaban al Gobierno porteño y al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) a hacer las reparaciones necesarias.

En mayo de 2015, para colmo, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires había alertado sobre la falta de avance de las obras y había indicado a la administración macrista que la situación significaba “un grave riesgo para moradores y transeúntes”.

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