Las distribuidoras se amparan en la “inversión” que harán en los próximos años para ampliar su capacidad de generación y transporte de energía eléctrica.

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El gerente general de Edesur, Juan Carlos Blanco, fue el primero en exponer: pidió un aumento promedio del 30,7% para las tarifas del servicio de distribución: para los residenciales de la zona sur de la Capital Federal y el conurbano bonaerense, las facturas pasarían de 176 a 206 pesos en promedio (al 31 de diciembre pasado) y a 228 pesos ajustadas a la actualidad.

En contrapartida, el mandamás de la cuestionada empresa promete “invertir 14 mil millones de pesos y reducir en cinco años en un 55% la extensión de los cortes de luz”.

En la misma línea, el CEO de Edenor, Ricardo Torres, reclamó un incremento del 31%, sin impuestos, en las tarifas eléctricas: el plan de inversiones de la compañía “para mejorar el servicio en los próximos cinco años asciende a 26 mil millones de pesos”.

Como si esto fuera poco, se conoció que la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica (Adeera) – donde Edesur y Edenor tienen la última palabra – también comenzaron a presionar al Estado para que le condone una deuda de casi $22.000 millones de pesos que actualmente mantienen con Cammesa, administradora el mercado mayorista (MEM).

Más allá de los pedidos, nada se definirá por ahora: recién para mediados de diciembre están previstas nuevas audiencias que abordarán el precio mayorista y el del transporte eléctrico y s e estima que el nuevo cuadro tarifario estará terminado para febrero de 2017.

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