Estados Unidos sigue atrapado en la tensión que generan las medidas del flamante presidente y las protestas de parte de la ciudadanía.

Tal cual conjuraban los medios de todo el mundo tras conocer el resultado de las elecciones norteamericanas, Donald Trump levanta indignación con sus primeras medidas de gobierno.

En las últimas horas promulgó un decreto que bloquea la entrada de refugiados por 120 días y de ciudadanos de siete países musulmanes por 90 días. Según establece en la medida, este período debe permitir establecer un sistema de supervisión “extremadamente minucioso” de los candidatos a ingresar al país norteamericano.

“Aclaro que esto no es un veto a los musulmanes, como falsamente reportan los medios. Lo que no queremos es que entren extremistas islamistas. Lo dije durante la campaña: no queremos musulmanes radicales. No los queremos aquí. No podemos olvidar lo que pasó”, aseveró Trump en los medios.

“Esto no es una cuestión de religión, es una medida sobre el terrorismo para mantener a salvo a nuestro país. Hay más de 40 países en el mundo con mayoría musulmana que no se ve afectada por esta orden. Gestionaremos visas a todos los países de nuevo, una vez que estemos seguros de haber revisado e implementado las mejores políticas de seguridad durante los próximos 90 días”, explicó.

“Mi política es similar a la que implementó el ex presidente Obama en 2011 cuando prohibió visas para refugiados de Irak por seis meses. Los siete países en la lista del decreto son los mismos países previamente identificados por la administración de Obama como fuentes de terrorismo”, sentenció el magnate.

Desde el domingo, miles y miles de personas protestaron en distintas ciudades y aeropuertos de los Estados Unidos contra el veto. Incluso se ha metido la justicia: organizaciones y fiscales interpusieron distintos recursos legales para evitar la aplicación del denostado decreto.

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