De manera sorpresiva, Estados Unidos lanzó en la madrugada del viernes misiles crucero contra una base aérea en Siria, perteneciente al régimen de Bashar Al Assad.

Aunque todavía no son claras las cifras mortales, el ejército sirio aseguró que “seis personas murieron” sin confirmar si se trata de víctimas civiles o militares. La televisión local, por su parte, aumentó el número a “nueve muertos” entre los que habría “cuatro niños”.

La iniciativa tomada por Washington es en respuesta a un ataque mortal con armas químicas que se produjo en territorio sirio: al igual que durante la administración de Barack Obama, culpan a las fuerzas del presidente Bashar al-Assad de la masacre.

Según las fuentes de inteligencia norteamericanas, como consecuencia del bombardeo el arsenal y el aeródromo de la Fuerza Aérea Siria en Homs quedaron destruidos casi por completo

“Se lanzaron 59 misiles crucero Tomahawk desde destructores de la Marina estadounidense en el este del Mediterráneo contra varios blancos de la base Shayrat. fue en respuesta al ataque con armas químicas del gobierno sirio el 4 de abril en Khan Sheikhoun, que mató y lesionó a cientos de pobladores sirios inocentes, incluidos mujeres y niños”, informó el vocero del Pentágono, Jeff Davis.

Algunas horas más tarde, el gobierno norteamericano evitó añadir más información al tema: “El ataque a la base fue decisivo y proporcional a lo que se había hecho. Está justificado por motivos humanitarios”, señaló escuetamente el secretario de prensa Sean Spicer.

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