El ex barrabrava de River está preso desde hace más de dos años en la Unidad 7 de Azul: fue condenado a doce años por el homicidio de un “dealer” y a cadena perpetua por instigar el crimen de Gonzalo Acro. En diálogo exclusivo con “La Nación”, reveló algunas tramas del “mundo barra” y como se meten en los intersticios del poder.

“Yo no estoy en cana por haber parado en la barra, estoy en cana por enfrentar a Aguilar y a todo este poder. Los barras que trabajan para el poder gozan de impunidad absoluta, yo estoy condenado a perpetua. Rousseau fue condenado a tres años de prisión por la ‘Batalla del Playón’, pero sigue libre porque la sentencia aún no está firme”, aseguró.

“(…) En la causa en que la Justicia investigó la reventa de entradas en River hay escuchas telefónicas entre Matías Goñi, referente de la barra oficial, con otros hinchas, cerca de la Casa Rosada, diciendo: ‘Mientras esté Cristina no nos pasa nada’. De pasear un perrito por Belgrano, Goñi terminó metido con el gobierno kirchnerista, trabajando con Moreno en la Secretaría de Industria”, sentenció Schlenker.

Sobre el “modus operandi” del ex presidente “millonario” José María Aguilar y lo que replican el resto de los dirigentes, reveló: “Por contrato, para cada recital que había a River le daban 2.800 entradas de protocolo y de ahí se dividían para dirigentes, jugadores y la barra. Nosotros las revendíamos, así nos financiábamos los viajes”.

“Así fuimos al Mundial de Alemania 2006. Conseguimos las entradas para el mundial a través del club, que envió un escrito con membrete que fue a parar a la AFA con el listado de los que íbamos a viajar. Éramos 45 hasta la final, teníamos los cartones verdes grandes, con código hasta la final. Nos fuimos con las entradas desde acá”, agregó.

Comentarios

comentarios