La otra semifinal de la Champions League no sólo prometía espectáculo por los nombres de los equipos sino también por el nivel de juego.

El Mónaco, tal vez el equipo “cenicienta” de esta edición, recibía a la implacable Juventus que venía de eliminar con contundencia al Barcelona de Lionel Messi, Luis Suárez y Neymar.

El encuentro, tal como se lo esperaba, no defraudó: ambos equipos desplegaron un fútbol dinámico, veloz y atrapante. Aunque los italianos arrancaron mejor parados en la cancha gracias, entre otras cosas, al despliegue de Pjanic, poco a poco los franceses fueron tomando su control.

De la mano del talento de Silva y la astucia del joven Mbappé, el Mónaco comenzó a remontar su fútbol y a generar peligrosas situaciones de gol en el arco contrario.

Cuando peor la pasaba la visita, Dybala hizo una de las suyas a un costado del área, se la pasó a Dani Alves y este habilitó a Gonzalo Higuaín para que el ex delantero de River y el Real Madrid no falle y ponga el 1 a 0.

Los quince minutos restantes de la primera parte fueron mucho más friccionados y peleados, con la “Vecchia Signora” algo más retrasada en el campo pero recuperando rápido la pelota para salir de contragolpe.

Ya en el segundo tiempo se vio al equipo local mucho más volcado al ataque y asediando a los italianos: en menos de cinco minutos, Silva habilitó a Falcao pero el colombiano, frente al arquero, no pudo definir con precisión y le tiró la pelota a las manos.

Sin embargo, cuando el partido se volvía a “planchar”, otra vez el tándem Dani Alves, Dybala e Higuaín lograron lastimar al Mónaco. El brasileño, con categoría, le puso un pase preciso al “Pipita” y este, ante el arquero, puso el 2 a 0.

La ventaja sacudió los cimientos del equipo francés: pese al apoyo de sus hinchas nunca retomó la iniciativa como en los pasajes de la primera parte y siempre se mostró con voluntad para descontar pero sin tanta claridad en los últimos metros.

Ya sobre el final, el local tuvo la posibilidad descontar con un cabezazo pero Buffon se encargó de que la pelota se vaya por arriba del travesaño. Con este resultado, el Mónaco tiene un parada más que brava la próxima semana en Turín: deberá dar vuelta la serie si quiere jugar la final en Cardiff.

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