“Lo busqué y lo busqué por todos lados, pero no encontré nada”, asegura Umm Malak, una mujer siria que intenta encontrar desde hace bastante tiempo a su esposo.

“Algunos le pagan a abogados o oficiales del régimen para tener alguna confirmación de si sus familiares están vivos o muertos pero yo no lo hice. Cuesta mucha plata, que no la tengo, y ni siquiera está garantizado que la respuesta sea verdadera”, agrega.

En su situación hay miles y miles de personas: según la “Syrian Network for Human Rights” (SNHR), basada en el Reino Unido, hay 92.000 detenidos en las prisiones y centros de reclusión del gobierno sirio.

Entre estos, más de 76.000 se encuentran “oficialmente” desaparecidos: según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), la desaparición forzada se produce con el “arresto, detención o abducción de personas por o con la autorización, apoyo o conocimiento del Estado o una organización política, seguido del rechazo a brindar información de dónde se encuentran”. Siria no suscribió nunca al acuerdo.

La SNHR llegí a esta cifra luego de monitorear la situación y las denuncias desde 2011: casi todos fueron detenidos en protestas, en sus casas, en la calle o puntos de identificación. Nada se sabe de ellos desde el día en que se los llevaron.

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