Hollywood se sacude por las denuncias de abuso y violencia de género, haciéndose eco de un movimiento amplio y de carácter global contra el machismo y en defensa de las mujeres.

Woody Allen, acusado de haber abusado a su hija adoptiva Dylan, hija de su ex pareja Mia Farrow, salió a defenderse una vez más en un contexto marcado por el rechazo hacia su persona y su figura pública.

“Aunque la familia Farrow está cínicamente usando la oportunidad brindada por el movimiento Time’s Up para repetir esta denuncia desacreditada, eso no la torna más verdadera hoy que en el pasado”, señaló a través de un comunicado.

“Nunca abusé de mi hija, como concluyeron todas las investigaciones hace un cuarto de siglo”, remató el escritor, guionista, actor y director neoyorquino.

Vale la pena recordar que cuando explotó el caso en los noventa, los servicios de bienestar infantil de Nueva York y un hospital de Connecticut investigaron las denuncias de Mia Farrow “y concluyeron que no hubo abuso”.

La última semana, Allen había relatado el clima que se siente por los pasillos de los estudios y las oficinas desde que el #MeToo y el #TimesUp cobraron vigor: “No hay que apresurarse al juzgar. No está bueno que esto conduzca a una atmósfera de caza de brujas, una atmósfera de Salem, donde cada hombre en una oficina que se le insinúa a una mujer esté inmediatamente compelido a llamar a un abogado para defenderse. Eso no está bien”.

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