Los corazones es pararon en el “Parque de los Príncipes”: en una jugada simple, con el partido liquidado y pocos sobresaltos, Neymar se lastimó el tobillo y cayó al césped.

Nadie quería ver qué es lo que pasaba en el campo de juego: mientras lo sacaban en camilla, todos pensaban en si el brasileño va a poder estar ante el Real Madrid, en la vuelta de octavos de final de la Champions League, el partido del año para los parisinos.

El propio presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, miraba atónito y preocupado como el defensor marsellés, Bouna Sarr, colaboraba con la lesión del astro.

Luego de un rápido y exhaustivo paso por el Hospital Americano de Neuilly, los médicos comunicaron que Neymar “no sufre ninguna fractura ni una torcedura grave” aunque “la evolución de la lesión será juzgada en las próximas 48 horas”.

Sin embargo, la ilusión se desmoronó rápido: se confirmó que sufrió la fisura de metatarso y un esguince de tobillo. De esta manera, el brasileño no podrá jugar la revancha ante el equipo “merengue”.

“Los exámenes complementarios realizados hoy (ecografía y escáner) han confirmado un esguince (en el ligamento anterior) externo del tobillo derecho, pero también la existencia asociada de una fisura del quinto metatarsiano”, advirtieron en un comunicado.

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