Fue el último presidente de facto que encaró el final del proceso militar antes del retorno a la democracia: estaba internado en el Hospital Militar y murió este mañana a los 90 años de edad.

En 2017, la Justicia lo condenó a prisión perpetua junto a Santiago Omar Riveros y otros cinco acusados por la causa que investigaba los delitos ocurridos entre 1976 y 1977 en el Colegio Militar de la Nación, de los cuales resultan ser víctimas conscriptos que se encontraban efectuando el servicio militar obligatorio.

El genocida Bignone recibió una de las mayores condenas por parte del Tribunal Oral Federal N° 1, en el marco del juicio oral por crímenes de lesa humanidad cometidos dentro del Plan Cóndor y Automotores Orletti, en Tribunales federales de Retiro.

Vale la pena que asumió su mandato el 1 de julio de 1982, luego del fracaso de la Guerra de Malvinas, y se mantuvo en el cargo hasta el 10 de diciembre de 1983: en el medio, dictó el “Decreto-Ley de Aministía”, abarcando los hechos entre el 25 de mayo de 1973 y el 17 de junio de 1982, con el que los militares quisieron sostener su impunidad. En ese mismo período de tiempo, nombró al economista Domingo Cavallo para estatizar la deuda de las empresas privadas.

Vale la pena recordar que hace una semana murió el genocida Luciano Benjamín Menéndez: tenía 90 años de edad y se encontraba internado desde el 7 de febrero en el Hospital Militar de Córdoba por un cuadro cardíaco agravado por su avanzada edad.

Como Jefe del III Cuerpo del Ejército comandó el exterminio entre 1975 y 1979 en diez provincias argentinas con 15 mil efectivos, tres brigadas, 24 áreas y veinte regimientos a su cargo: Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy. Sobre él pesaban 14 condenas a perpetua.

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